Sobre la Fundación Bariloche

La Fundación Bariloche es una institución académica privada de bien público, sin fines de lucro, creada el 28 de marzo de 1963 en la ciudad San Carlos de Bariloche. Su objetivo es promover la formación e investigación científica en diversas áreas de la economía, la planificación energética, el desarrollo humano y social, y el ambiente. Al mismo tiempo, busca vincularse con la sociedad mediante la divulgación científico-académica, sobre la base de un sólido humanismo y dentro de los principios democráticos.

La creación de la institución resultó de los esfuerzos de un grupo de científicos de la Comisión Nacional de Energía Atómica, y de empresarios inquietos por la difusión del saber científico y el cultivo de las artes. De igual manera, confluyeron en este proyecto las experiencias del Instituto Di Tella y del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires.

A lo largo de su historia ha contribuido en numerosos estudios e investigaciones científicas principalmente en Argentina y Latinoamérica, siendo reconocida como Unidad Asociada del CONICET.

Actualmente cuenta con dos sedes, una en San Carlos de Bariloche y otra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, desde donde se trabaja en temas vinculados al ambiente, economía y energía.

Más sobre el nacimiento y la trayectoria de la Fundación

1. Los inicios

 

En el momento de la creación de la Fundación Bariloche, la ciudad de San Carlos de Bariloche contaba con un importante y muy prestigioso núcleo de científicos vinculados a la Física, y a otras de las denominadas “ciencias duras”, por lo que los fundadores decidieron incorporar otras disciplinas para lograr un enfoque más completo de sus trabajos. En ese sentido se fueron incorporando profesionales que iban desde las ciencias de la tierra hasta distintas artes como la música.

Así, paulatinamente se fueron creando los Departamentos de Biología, cuyo director fue el Dr. Horacio Pontis; de Ciencias Sociales, dirigido por el Dr. Manuel Mora y Araujo; de Extensión, conducido por el Dr. Fidel Alsina; de Matemática, a cargo del Dr. Hugo Scolnik; de Música, conducido en los aspectos artísticos por el maestro Alberto Lysy y coordinado por el maestro Oleg Kotzarew y de Recursos Naturales y Energía, bajo la responsabilidad del Ing. Químico Carlos Enrique Suárez.

El Departamento de Biología desarrollaba programas de bioquímica y microbiología vegetal; el Departamento de Ciencias Sociales contaba con programas de investigación en filosofía y política, movimientos laborales, sociología política, problemas socio-económicos del desarrollo; el Departamento de Matemática tenía tres programas: matemática aplicada, estadísticas e investigación en operaciones; el Departamento de Música implementó dos programas: capacitación e interpretación de música de cámara y difusión musical, dando vida a la Camerata Bariloche, orquesta de cámara mundialmente conocida; y el Departamento de Recursos Naturales y Energía, desarrollaba tres programas: geología, ecología y economía de la energía.

Cada departamento estaba vinculado a su vez con importantes personalidades y organismos de renombre, que servían de nexo entre los desarrollos de la Fundación y los avances que en los temas afines eran llevados adelante en el resto del mundo.

Desde sus comienzos y hasta 1976, la Fundación se componía de un Consejo Directivo, del que formaban parte Miembros Permanentes (que eran varios de los fundadores), los Directores de los Departamentos y representantes del Personal Académico, Administrativo y de los Grupos de Empresarios. Los representantes del Personal Académico y Administrativo eran elegidos en votación por sus pares y los Empresarios designaban su delegado.

Existía también un Consejo Asesor, conformado por representantes de los Empresarios, en donde también participaba un representante del Personal Académico, una Gerencia de Administración y una Gerencia de Desarrollo, además de la Presidencia Ejecutiva.

El primer presidente del Consejo Directivo de Fundación Bariloche fue el Dr. Carlos Mallmann, quien jugó un papel primordial y decisivo como gestor y alma mater del nacimiento de la institución. Entre el distinguido grupo de científicos y pensadores, de distintas disciplinas, que generaron la idea y la apoyaron desde sus inicios se destacaron: Dr. Luis Federico Leloir, Dr. Juan T. Lewis, Prof. Jorge Sábato, Dr. Ricardo Platzeck, Dr. Augusto Conte, Dr. Guido Di Tella, Dr. Enrique Oteiza, Dr. Enrique Miguez, Dr. Eduardo Tiscornia, y el Dr. Juan Carlos Secondi.

Entre los numerosos empresarios que prestaron su apoyo y siguieron de cerca las actividades se encontraban: Arturo Mallmann, Guillermo Link, Cecilio Madanes, Jorge Reynal, y José Azulay, entre otros.

En sus orígenes, la Fundación Bariloche cubría casi los 90% de su funcionamiento mediante aportes del Gobierno Nacional, lo que incluía tanto las remuneraciones de su personal académico como administrativo. Una de las épocas de mayor actividad y auge institucional de la Fundación, se dio entre los años 1969 y 1976 cuando llegó a estar conformada por 250 personas en planta, entre académicos, técnicos y administrativos.

Uno de sus trabajos más reconocidos de la institución, es el Modelo Mundial Latinoamericano (MML), realizado entre 1972 y 1975. El MML surgió como respuesta al enfoque neo-malthusiano del trabajo “Los límites del crecimiento”, publicado por el MIT en 1972, poco antes de la primera crisis del petróleo. Dicho trabajo del MIT proponía el modelo Forrester-Meadows, que sostenía que los límites al crecimiento de la humanidad eran físicos y, sobre todo, relacionados con la escasez de recursos naturales frente al elevado crecimiento demográfico. El MML, sin embargo, mediante cálculos y simulaciones de avanzada, mostró que los límites del crecimiento se justificaban en una asignación inequitativa de los recursos entre las sociedades y sus niveles de consumo desiguales, existiendo otras alternativas.

Fue en esa época que la labor de investigación fue muy fructífera en el Departamento de Matemática, así como en el Departamento de Ciencias Sociales, que fuera pionero en el uso de recursos cuantitativos para la investigación social en nuestro país. Se publicaron y difundieron numerosos trabajos, se capacitó a un importante número de becarios y se realizaron seminarios, espectáculos teatrales, conciertos musicales que convirtieron a Fundación Bariloche en el centro cultural de mayor relevancia de la Ciudad.

Además de su sede central, en el chalet denominado Soria Moria, ubicado en Llao Llao, llegó a contar con tres sedes adicionales en la ciudad de San Carlos de Bariloche, y uno en la ciudad de Buenos Aires. 

Quizá los hitos de mayor trascendencia que se pueden mencionar de esa primera época sean los siguientes:

  • Su Departamento de Matemática tuvo la primera computadora instalada en la ciudad. La capacidad de procesamiento y la velocidad eran las de la época (1970), y las instalaciones necesarias para su funcionamiento exigieron una superficie de casi 80 metros cuadrados, con el mantenimiento permanente de las condiciones de temperatura y humedad que hicieran posible su funcionamiento. Los asistentes, perforadores de tarjetas, conformaban en sí mismo, un grupo importante de trabajo. 
  • Las actuaciones de la Camerata Bariloche, tanto en Bariloche, para la Fiesta de la Nieve, como los conciertos en Capital Federal, en el resto del país y paulatinamente en el mundo, pusieron el nombre de Fundación Bariloche en lo más alto, en cuanto a conjuntos de cámara.
  • Cómo ya se mencionó, el Modelo Mundial Latinoamericano (MML), trabajo multidisciplinario conducido por el Dr. Amílcar Herrera, recorrió también el mundo. Sus resultados se expusieron en numerosos y prestigiosos centros universitarios, en la mayoría de los casos la Camerata Bariloche acompañaba las exposiciones. Este Modelo fue la respuesta desde los países del Sur al modelo del MIT que, pretendía frenar el desarrollo de esos países so pretexto del agotamiento de los recursos naturales. Además proponía un férreo control de la natalidad en los mismos. El modelo demostró que si se ponía como objetivo central del desarrollo de los pueblos, la eliminación del hambre y no el estilo consumista de los países centrales, los recursos naturales, incluido el suelo fértil, alcanzaban para sostener una población tres veces superior a la existente a comienzos de los 70 en el mundo. Además demostraba que la mejor manera de controlar la tasa de natalidad era el desarrollo humano de los pueblos.
  • Los seminarios de extensión organizados por el Departamento correspondiente y conducidos por el Dr. Fidel Alsina trataban, casi mensualmente, temas de interés local, regional, nacional, como aquellos referentes al Turismo, a la Ciencia vinculada a la solución de problemas reales de la sociedad, la educación, la salud, el ambiente, entre otros temas.
  • Otra labor destacada fue la de los Cursos Latinoamericanos de Postgrado en Economía y Planificación Energética, que se extendieron hasta 2001. Los únicos en la región que permitían la presencia durante más de tres meses en Bariloche de participantes de muchos países de América Latina y el Caribe.

A partir de 1976, con el comienzo de la dictadura cívico-militar autodenominada, Proceso de Reorganización Nacional, el gobierno instó a despedir investigadores y comenzó a controlar el contenido de las investigaciones. Pese al enorme riesgo que ello implicaba, la institución no aceptó estas condiciones, y a fines de ese mismo año la misma se desprendió de terrenos que habían adquirido para construir un campus, a fin de indemnizar a todo el personal. En los años que siguieron, la Fundación quedó reducida a unas 15 personas. Muchos de sus investigadores fueron perseguidos por la Junta Militar, incluyendo la desaparición de, al menos, uno de ellos.

2. La cuasi-desaparición

 

Uno de los principios rectores de la institución es el sostenimiento pleno de la libertad académica, en un contexto donde el sistema universitario argentino, en distintas oportunidades, sufrió los embates del sectarismo y la intolerancia. Cuando se originó la Fundación Bariloche los lamentables sucesos de 1966 estaban muy cercanos y siempre esta intolerancia había provenido de los funcionarios surgidos de los golpes de estado militares.

En Fundación Bariloche se desempeñaban académicos, técnicos y administrativos sin que tuvieran que responder a determinadas ideologías o concepciones del hombre y la sociedad. Cada cual tenía la suya y resultaba muy interesante y enriquecedor este mosaico de ideas diversas. Tampoco se ponían trabas a los enfoques que cada departamento quisiera darle a sus investigaciones, estos dependían de los propios directores e investigadores.

Por supuesto, Departamentos como el de Sociología, el de Recursos Naturales y Energía y el de Extensión eran los más expuestos al presentar distintos enfoques de la realidad. Pero la culminación del ejercicio de la Libertad Académica, lo dio el mencionado Modelo Mundial Latinoamericano.

Producido el golpe militar del 1976 y el advenimiento de la más feroz dictadura del siglo XX en Argentina, fue una verdadera piedra de escándalo para los ideólogos y militares del llamado Proceso de Reorganización Nacional.

Como ya se mencionara, la institución dependía de los aportes que entregaba anualmente el Estado Nacional, la dictadura puso como condición para sostenerlo la cesantía de determinados investigadores y la subordinación de los contenidos de las investigaciones a la autorización del gobierno militar. Por supuesto la Presidencia de Fundación Bariloche, en esos momentos en manos de Carlos Suárez, el Consejo Directivo y el personal no aceptaron estas condiciones y la institución quedó reducida a su mínima expresión, con investigadores que decidieron asumir el riesgo de seguir adelante utilizando para ello los fondos de las respectivas indemnizaciones.

Para la toma de esta decisión fueron fundamentales las opiniones de Jorge Sábato, Carlos Mallmann, Fidel Alsina y Carlos Suárez. Mientras tanto, la ayuda de algunas organizaciones internacionales, un importante trabajo con el PNUD y el envío de algunos becarios al exterior permitió afrontar la situación e ir superándola.

En los hechos sólo quedaron programas del Departamento de Recursos Naturales y Energía (con Gilberto Gallopin en lo Ambiental y Carlos Suárez en lo Energético); Desarrollo Humano y Social (con Carlos Mallmann), y Filosofía (Oscar Nudler). Alguno de los otros Departamentos como el de Música, con la Camerata Bariloche, y el de Biología, con la dirección de Horacio Pontis, lograron subsistir en otros destinos. Pero desaparecieron el Departamento de Matemática, el de Ciencia Sociales y el de Extensión, así como los grupos de Geología, Hidrología, y Ecología del Departamento de Recursos Naturales y Energía.

Años después el grupo de Ecología con el nombre de ECOTONO, dirigido por Dr. Eduardo Rapoport se incluiría, como Centro de Investigación del CONICET, en Bariloche, manteniendo y acrecentando su prestigio a nivel internacional.

A partir de 1983, con el retorno de la democracia en Argentina, la Fundación comenzó a recibir nuevamente estímulos económicos, tratando de mantener y, en lo posible, ampliar su espectro de actividades y áreas del conocimiento. Desde entonces y hasta la actualidad se ha establecido una estrategia de financiamiento mixta con parte de su presupuesto cubierto por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, el CONICET (a partir de las remuneraciones que perciben parte de sus investigadores) y de los aportes que ingresan a la institución por proyectos de asistencia técnica, capacitación y divulgación, financiados por instituciones tales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banco Mundial (BM), Corporación Andina de Fomento (CAF), Comisión Económica para América Latica y el Caribe (CEPAL), Climate Technology Centre & Network (CTCN), International Development Research Center (IDRC), Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Unión Europea (UE), Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), Ministerios y otros organismos públicos de diversos países de América Latina.

En 1988 recibió el Diploma de Mérito de los Premios Konex, al ser designada como una de las cinco figuras de la última década en el rubro Instituciones-Comunidad-Empresa Argentinas en la disciplina: Fundaciones Científicas.

Por su parte en el año 2011, fue reconocida como Unidad Asociada del CONICET. Cabe destacar que Unidad Asociada es aquella institución con la que dicho Consejo Nacional establece un Convenio en mérito a su relevancia científico–tecnológica, dentro del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología. 

Hace más de una década que la institución es parte de una red de consulta y cooperación de 24 ONGs, que ha conformado la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), y que tienen experiencia en sus ámbitos de competencia, es decir, educación, ciencia, ciencias sociales y humanas, cultura, comunicación e información. 

Es destacable que miembros de la Institución son parte del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), que en el año 2007, ha sido ganador del Premio Nobel de la Paz.

Por otra parte, la institución mantuvo y mantiene una estrecha vinculación con varios de los Grupos y Departamentos de la primera etapa de la Fundación que continuaron su actividad en otros ámbitos, especialmente con la Fundación de Investigaciones Biológicas Argentina (FIBA) (creada por el otrora director del Departamento de Biología de Fundación Bariloche), y la Camerata Bariloche.

3. La actualidad y futuro



Desde el año 1999, la sede de Fundación Bariloche radicada en la ciudad de San Carlos de Bariloche, funciona dentro del Centro Atómico Bariloche (CAB) y trabaja en conjunto con la sede de Buenos Aires. En base al convenio que ha dado lugar a la localización en Bariloche, la Biblioteca Carlos E. Suárez de la Fundación Bariloche funciona dentro de la Biblioteca Leo Falicov, perteneciente al CAB-Instituto Balseiro.

Actualmente, Fundación Bariloche cuenta con tres áreas de trabajo o departamentos: Ambiente y Desarrollo, Análisis de Sistemas Complejos y Energía.

El Departamento de Ambiente y Desarrollo (AyD/FB) se orienta a la investigación, asistencia técnica y capacitación de las relaciones existentes al interior del sistema ambiental (biótico, físico-químico y antrópico). La relación entre los subsistemas antrópico y natural, constituyen el tema central, poniendo el énfasis en los aspectos económicos y sociales de esta relación. Continuando las tempranas acciones de Fundación Bariloche en el área ambiental, este área ha sido y es un referente relevante en el mayor desafío ambiental actual: el calentamiento global.

El Departamento de Análisis de Sistemas Complejos (ASC/FB) fue creado en el 2017 con la intención de construir un espacio de articulación interdisciplinaria entre distintos saberes con el objeto de abordar el estudio científico de las interacciones entre las sociedades y los ecosistemas. El mismo surge como una reformulación del Departamento de Filosofía, creado en 1990. Entre los hitos de dicho Departamento, se destaca el inicio en el año 1992 de una serie bienal de Coloquios Internacionales Bariloche de Filosofía, de la cual se realizaron siete ediciones. Como resultado de estos Coloquios, que ha contado con la participación de prestigiosos investigadores del país y del exterior, se ha publicado una colección de libros a través de distintas editoriales. El ASC/FB se compone de profesionales de variadas disciplinas reunidos con el afán de estudiar estudios de casos de sistemas complejos y modelarlos a partir del hallazgo de reglas simples subyacentes que regulan los patrones, procesos y mecanismos de los sistemas.

El Departamento de Energía (IDEE/FB, por sus orígenes como Instituto de Economía Energética) comenzó sus actividades en el año 1978, continuando las tareas iniciadas en 1967 por el Grupo de Energía del Departamento de Recursos Naturales y Energía de la Fundación. El programa de trabajo del IDEE se orienta al desarrollo de actividades de investigación básica y aplicada, capacitación, difusión y asistencia técnica en el campo de la economía, planificación y política energética y su vinculación con las dimensiones social y ambiental. Con el objetivo de evaluar el papel de los sistemas energéticos en su articulación al desarrollo sustentable, se abordan las múltiples dimensiones del tema a través de un equipo multi e interdisciplinario integrado por profesionales de diversas ramas de la ciencia y la tecnología. Merece destacarse entre los trabajos del IDEE, la Maestría en Economía y Política Energética y Ambiental (MEPEA), desarrollada conjuntamente con la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), carrera que ha sido acreditada ante la CONEAU desde el año 2000. Entre los cursos cortos cabe destacar el Seminario-Taller sobre Política Energética para el Desarrollo Sustentable y el Modelo LEAP, que se dicta todos los años desde el año 2000, y el Curso sobre Regulación y Tarifas, que se realiza desde el año 2006. Ambos se dictan en la sede Bariloche.

La Biblioteca de la Fundación es una biblioteca especializada en función de las temáticas a cubrir con su colección, los servicios que ofrece y el tipo de usuario a quien está dedicada. Las temáticas abordadas en su colección se relacionan, por un lado con la problemática del desarrollo humano y social, particularmente con el ambiente, la energía y el desarrollo urbano, y por el otro con la filosofía, la epistemología y el estudio de la ciencia. Cuenta con una colección aproximada de 10.000 títulos entre libros y monografías y una serie de publicaciones periódicas.

Miembros Honoris Causa: Félix González Bonorino, Alberto González Domínguez, Fernando Groisman, Amilcar Herrera, Luis Federico Leloir, Juan T. Lewis, Ricardo P. Platzeck, Arístides Romero, Jorge A. Sábato, Carlos E. Suárez y Eduardo Tiscornia.